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No hay nada que curar, pero todavía queda mucho por sanar

9 minutos

Por: Michelle Perilla Olive

El proyecto de Ley Quiérele siempre porque no hay Nada que Curar liderado por la congresista Carolina Giraldo, es una iniciativa que ha sido presentada en tres ocasiones (2021, 2023, 2024) y busca erradicar las mal llamadas “prácticas de conversión” en Colombia y asegurar que nadie sea forzado a sufrir maltratos con el fin de modificar su orientación sexual o identidad de género. Hasta este año obtuvo el primer respaldo y aprobación del primer debate por parte de la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, lo que representa un avance importante en materia de defensa de los derechos humanos de las personas que hacen parte de la comunidad LGBTIQ+, las cuales son y han sido sometidas a estas prácticas que pueden equivaler a tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, como las han calificado las Naciones Unidas.

“Con su título Quiérele siempre pues lo que se está buscando es precisamente llamar la atención positiva de lo bien que nos hace tener una ley que prohíba la tortura en razón de la orientación sexual e identidad y expresión de género.” - Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo.

Pero, ¿qué son las “prácticas de conversión"?, para entenderlas debemos referirnos a un término más adecuado correspondiente a los Esfuerzos de Cambio de Orientación Sexual e Identidad y Expresión de Género (ECOSIEG), los cuales se presentan como métodos que buscan eliminar de raíz estas supuestas “patologías” que necesitan ser curadas, a pesar de que estas ya han sido eliminadas de los manuales de psiquiatría y disposiciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas afirmaciones siguen apareciendo contra la comunidad y forman parte de los discursos de odio por parte de instituciones religiosas que se traducen en agresiones verbales y amenazas.

Las personas que son sometidas a los ECOSIEG tienen consecuencias negativas sobre su salud mental, física y el ámbito social, pues resultan siendo experiencias traumáticas frente a torturas que consisten en choques eléctricos, medicamentos que son parte de procesos hormonales para subir sus niveles de testosterona, exorcismos, ayunos, entre otros. Un proyecto colaborativo entre Colombia y la universidad de California revela que una de cada cinco personas de esta comunidad “ha sido sometida a algún tipo de prácticas orientadas a modificar, reprimir o cambiar su orientación sexual”, mientras que entre las personas trans la cifra es uno de cada tres.

Además de las terribles consecuencias que trae para estas personas y la vulneración de sus derechos, no debe ignorarse tampoco que estos hechos perpetúan estigmas y prejuicios que refuerzan la discriminación hacia la comunidad LGBTIQ+, generando un entorno de violencia y exclusión que limita el pleno desarrollo de las personas y su participación en la sociedad.

Una de las razones que ha causado que estos proyectos de ley propuestos terminen hundiéndose y no estableciéndose es la desinformación difundida en redes sociales, presentada con una profunda carga ideológica de los sectores más conservadores del país, los cuales recurren a opiniones como la importancia de la familia, el poder de papá y mamá sobre la vida de los niños, e incluso, señalan que estas iniciativas buscan “homosexualizar” o “transexualizar” a las personas. Información y noticias falsas que terminan trasladándose al congreso por los representantes de partidos políticos como el Partido Conservador, el Centro Democrático, entre otros, y, que terminan distorsionando los propósitos de los proyectos de ley. 

Según explica Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, la desinformación en torno a estos proyectos se sostiene en cinco discursos recurrentes que distorsionan su percepción dentro del Congreso. El primero plantea que se busca otorgar privilegios o derechos adicionales a las personas LGBTIQ+ por encima del resto de la ciudadanía. El segundo presenta a esta población como una amenaza para la familia. En tercer lugar, se afirma que los proyectos ponen en riesgo a niñas y niños. El cuarto discurso, uno de los más difundidos, los acusa de imponer una ideología relacionada con las identidades sexuales y de género. Finalmente, el quinto, sostiene que se trata de una especie de “caballo de Troya” que encubre otras reformas legislativas de fondo. 

“A diferencia de otros países donde se ha avanzado en la igualdad, desafortunadamente en Colombia no hemos logrado materializar el compromiso de parte del Congreso de la República de legislar en materia de derechos LGBTIQ+, y las pocas veces que se intentó hacer, que fue en la primera década del 2000, fue finalmente una discusión estigmatizadora y violenta.” - Wilson Castañeda

La Silla Vacía realizó un estudio de redes sociales como X (antes Twitter) y Tik Tok para conocer sobre la desinformación producida en contra del primer proyecto de ley propuesto en mayo de 2022. Mencionan que estuvo acompañada por narrativas como la “ideología de género” y el hashtag #ConMisHijosNoTeMetas liderada por influencers y organizaciones antiderechos. El movimiento digital se trasladó a las calles para recoger firmas por el archivo del proyecto, además de entregar folletos contra la iniciativa y su participación en audiencias y sesiones con argumentos, en gran parte, desinformadores. 

Castañeda también señaló que este proyecto enfrenta actualmente tres grandes retos. El primero está relacionado con la desinformación que circula en medios de comunicación y redes sociales, lo que ha afectado el avance del proyecto en el Congreso. “Está bien no estar de acuerdo -aclara-, pero no está bien hacerlo por medio de la desinformación que termina calando más que la información real”. El segundo reto, es el uso del odio como una estrategia política. Señala que recurrir a estos discursos sigue generando réditos electorales, especialmente en sectores que se alinean con estas posturas conservadoras. Por último, menciona la fragmentación política del país como una barrera estructural, los constantes cambios en la conformación del Congreso hacen que los tiempos legislativos se acorten, impidiendo que los proyectos se debatan con la profundidad necesaria y se alcance un consenso.

“Esa desinformación nos suele hacer mucho daño porque precisamente suele calar más que la información correcta y esa desinformación es lo que hace que muchas personas en el Congreso de la República, voten en contra, que muchas personas de la opinión pública estén en contra y cuando les vas a preguntar los argumentos para que estén en contra, te dicen un montón de datos que hacen parte de la desinformación que cada vez está en crecimiento”  - Wilson Castañeda

En el informe Con permiso para despreciar, presentado el pasado 17 de mayo por Caribe Afirmativo, arroja datos que siguen resaltando la necesidad de producir conciencia en los entornos digitales que se han utilizado como herramientas que  aumentan la hostilidad hacia las personas LGBTIQ+. Los datos revelan que los actos discriminatorios no sólo tienen una presencia constante a lo largo del año, sino que tienden a incrementarse en determinados momentos, lo que podría estar relacionado con factores sociopolíticos, culturales o mediáticos. Aunque sigue siendo una preocupación que no existan mecanismos de prevención ni de seguridad para las violencias digitales, la responsabilidad también está dirigida, entre otros, a los medios de comunicación, los cuales deben asumir un compromiso ético y político que frene los discursos de odio y realice una cobertura respetuosa de temas LGBTIQ+, tal como sugiere Caribe Afirmativo. 

“Necesitamos garantizar que este sea un país donde se pueda hacer un proyecto de vida digna para las personas LGBTIQ+ , eso incluye las plataformas digitales, respetando la intimidad y la integridad de las personas y que este mecanismo de seguridad y autoprotección no ponga a las personas en riesgo.” - Wilson Castañeda

Es clave entender que la lucha no se libra únicamente en el Congreso. La desinformación, la manipulación ideológica y la utilización de discursos de odio como estrategia política de sectores conservadores y religiosos siguen siendo obstáculos que amenazan con hundir iniciativas que resultan necesarias y urgentes. La polarización mediática y digital alrededor de los temas de diversidad sexual y de género alimenta la estigmatización y la exclusión, lo que termina generando un ambiente hostil que restringe los derechos y afecta la dignidad de miles de personas en el país. Organizaciones como Caribe Afirmativo destacan la importancia de construir mecanismos de prevención, protección y denuncia ajustados a las realidades de cada región y grupo poblacional, reconociendo que las violencias no son homogéneas y que requieren de respuestas diferenciadas. 

Asumir pactos éticos no solo implica frenar la difusión de información falsa o estigmatizante, sino también garantizar una cobertura que visibilice las violencias, dignifique las diversidades y contribuya a una sociedad más justa, empática y democrática. Porque sí: no hay nada que curar, pero todavía queda mucho por sanar.

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